el armado del sentido

un blog de eme filz

El mundo por debajo del mundo.

Voy a escribir esto. Lo voy a escribir para mí, pero esto de verdad es solo para mí.

Hoy es sábado 18 de julio, año 2020. El mundo está bajo la amenaza de una gripe. El nombre de la gripe ni siquiera es tan bueno como para escribirlo, no es poético ni amenazante, es un fucking código. Me enoja que le hayan puesto ese nombre, especialmente habiendo enfermedades con nombres tan biensonantes: peste negra, escorbuto, rubéola.

En fin, la gripe: hace muchas semanas que estoy en confinamiento, como el resto del planeta Tierra. Perdí mucho trabajo, no sé porqué esto es siempre lo primero que cuento. Sospecho que parece importante, que me ubica en el mundo del producir y el consumir, del generar algo y todo eso. Si, tengo que comer y pagar un alquiler, aunque bien podría no hacerlo y morirme, de hambre, de frío o ver que pasa. Pero no. Pago un alquiler y como, entonces producir dinero es una necesidad. Ahora ya sé lo que es leer un libro y se lo que es un alfajor y se lo que es pedir un trago en un bar con tu mejor vestido. Entonces yo también trabajo y trato de tener cada vez más, o al menos lo básico, como para pasar desapercibida.

El psiquiatra me dijo una vez que existe el mundo y que también existe el mundo por debajo del mundo, y que el que de verdad importa es el mundo que está por debajo. No sé muy bien cómo explicar qué quiso decir pero yo entendí. El mundo es todo eso que parece ser importante como pagar el alquiler o tener los impuestos al día y después está el mundo por debajo del mundo, “lo demás”. Lo que importa en realidad es “lo demás”, lo que postergamos con trabajo, con producir y consumir, con que te extiendan el límite de la tarjeta de crédito, bueno, todo eso, yo sé que ustedes me entienden. El tema es cómo descubrir cuál es tu mundo debajo del mundo.

¿A qué aspira mi generación? ¿A un auto cero kilómetro? ¿A tener sellos en el pasaporte? ¿A tener una casa propia?

A veces me siento mal porque mi aspiración es demasiado egoísta, pero tener un hijo y un golden retriever divino también es bastante egoísta, ¿no? Quiero la revolución del proletariado, pienso, quiero iniciar una revuelta, quiero cambiar las cosas, lo quiero, pero no hago nada. Voy a las marchas, comparto mis reflexiones con la gente que piensa como yo y con la que no también, discuto, hago eso, pero no alcanza, yo lo sé. Lo hago solo para sentirme bien conmigo misma, juego la ficción de hacer algo, un parche ético de papel mojado.

Yo sé lo que quiero, se cual es mi mundo por debajo del mundo. Quiero aprender a contar cosas, quiero que todos los marginales del barrio de mi papá cobren vida. Abrazar a los que amo, caminar a la panadería a la tarde, hablar de cine y discos. Quiero que todas las veces que me enamoré, las de verdad y las de fantasía, se moldeen con formas de letras. Quiero tomarme un gin tonic y llorar mientras como una manzana porque todo es demasiado hermoso o cruel y no puedo procesarlo. Quiero que sea de noche, quiero la luz cálida del velador acariciando la cámara de fotos y el libro de poesía japonesa que estoy leyendo y el porro que estoy fumando. Quiero que el mundo me cambie a mi. Quiero tocar el fondo del mar.

Quiero escribir y no sé cómo.

¿Así?

Sí, ¿qué sé yo?

Por ahora no me importa.

flores secas en florero
Flores en casa. Julio 2020.

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